Hablar de A Costa da Morte es hablar de una de las costas más hermosas, impresionantes, fascinantes y de gran valor ecológico. Su idiosincrasia marcada por el atlántico, corredor marítimo de Europa a lo largo de la historia, relaciona su topónimo con los barcos sucumbidos en esta costa. Barcos que dejaron su impronta en las vidas de la gente y en diversos lugares como el Cementerio de los Ingleses. Su condición de límite occidental, desde la antigüedad, considerada como el Finisterre, el fin del mundo, la puerta al Más Allá. Los romanos presenciaron y relataron el espectáculo del sol hundiéndose en el Océano Atlántico hasta el presente de los peregrinos que alcanzan estas latitudes (Fisterra o Muxía) para ver el mar y finalizar el Camino de Santiago.
Una costa abrupta e indómita que ilumina la oscuridad con sus faros más significativos. Nariga el más moderno, Vilán y su relación con los naufragios, Fisterra con su fin del camino y Touriñán, punto más occidental de la península ibérica.
El Dolmen de Dombate símbolo de la cultura megalítica gallega y su castro de Borneiro en la misma localidad nos hacen viajar a los antiguos pobladores galaicos a través de estos enclaves de gran valor.
Pero Costa da Morte son sus gentes y sus oficios del mar, donde la protagonista es la mujer: mariscadores, trabajadoras de las conservas. Mujeres artesanas que tejen los encajes de bolillos que mantienen las tradiciones a través del tiempo
¡¡Vente a conocerlo. Te Esperamos!!